Fringílidos

Ayer encontré un pajarito con la cabecita azul y con las alas como las del jilguero. Luego supe que se llama pinzón. Me hace feliz. 

Bajábamos de las faldas del Curavacas nuestras piernas y los palos de avellano (no me dio el suyo pero encontró otro para mí de entre la leña, en las inmediaciones de una cabaña de pastoreo: bienvenido). 

Éramos nómadas y pesaba mucho pasar la noche en las alturas pero mereció tantísimo la pena (que nada). Había música en medio de la inmensidad. Buena compañía (buena es una gran cualidad). Parpadeos de estrellas con la nieve del invierno aún.  

Vuelvo a Liébana 3 años después para seguir un camino que me trae tiempo de otros recuerdos y unos colores con alas tan inesperado (qué todo).





Comentarios

Entradas populares