Peroneo Astragalino Anterior


Peroneo Astragalino Anterior bien podría ser el nombre de un personaje de 100 Años de Soledad. Sólo que migró y no formó parte de la trama definitiva. Se llevó consigo una caja de galletitas Cuétara clásica; dentro sus recortes favoritos. Hizo una tarta de recortes que celebraba su sabiduría, como la de cualquier ser humano. Pensó entonces que esa tarta rectangular con forma de ladrillo hacía posible un hogar y recolectó recortes hasta hacer una casita con ellos en un lugar en el que nunca llovía pero cuyos acuíferos estaban a tope de nivel freático. El agua venía de Cantabria por un túnel, así que la supervivencia estaba asegurada.

Esos saberes que tenía se los debía a muchas personitas. Estaba hecho de personas Peroneo. Se comunicaba por carta aún con ellas, con todas a las que el tiempo había decidido que merecía la pena corresponder. Pero el espacio, entre recortes y cartas, cada vez se hacía más pequeño para que el presente lo habitara y el viento se volvía día a día más suave e imperceptible entre las certezas, dejando de transportar el sonido de las campanas, el de los pájaros, los barcos o el del cante de los vecinos gitanos.

Peroneo destruyó su propia casa, era la única forma de volver a empezar. Confió en su memoria y en su recuerdo, dispuesto a conservar lo esencial y aprender otra forma de amar.

Allí sólo queda cielo y suelo, mucho espacio y todo el tiempo. Otra historia.




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