El i ching

Elige un tema de trabajo para investigar. Gozada. Era 2008 y visitaba el Vostell, había escogido como optativa "Lenguaje musical III: armonía y acompañamiento". Lanza una moneda al aire. Camina por la playa: toma algunas conchas, otras no. La vida es tomar decisiones.

No tienes ni idea, lectora, de lo que para mí ha supuesto acercarme al pensamiento de John Cage.
Está bien así. 
Soy una puta ignorante. Profunda. De verdad. Pero indago en lo que hay detrás del azar, de lo descontextualizado e indeterminado, de la participación, de la muerte del autor, de la cotidianeidad y del momento. Cada uno es libre de eligir su disciplina, su manera de depurar el alma. Yo he encontrado la mía. El i- ching.

El i ching se compone de 64 hexagramas que son el resultado de la yuxtaposición de dos elementos, cuyas líneas se pueden leer una a una. Indago. Un oráculo milenario que suena a escala de tonos enteros impresionista, colorida, con terceras muy consonantes y segundas muy humanas.
Si te pasas el i-ching por el forro de los huevos te estás pasando una sabiduría ancestral por el forro de los huevos. O por el sobaco. Fácil y sencillo.

He encontrado placer en las transiciones. Las transiciones son la vida. La transición es transformación. En ese caminar se esboza algo en cambio... Estoy de tránsito. Lo único que permanece inmutable es la mutación. La paradoja como figura literaria porque contempla la contradicción. 



John Cage era experto en champiñones y por lo visto preparaba unas ensaladas buenísimas!

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